jueves, 4 de agosto de 2011

Sobre la Universidad y el mercado.

Habitualmente en el blog suelo dejar noticias de convocatorias de congresos, seminarios, convocatorias de becas, etc. Pero hoy voy a dejar posteada una intervención en la radio que me parece muy interesante por la actualidad que se desprenden de sus reflexiones sobre la adecuación o no de la universidad a los mercados. No me parece que sea ese el camino a ciegas que la universidad deba tomar sin replantearse otros aspectos también importantes.


Rentabilidad y educación. La orientación de las Universidades hacia las empresas.

He leído este fin de semana la entrevista que, en un periódico de la capital, le hacen al nuevo Concejal de Desarrollo Económico, Empleo y Consumo. Como persona interesada en los asuntos municipales  -no en vano formé parte de la Corporación durante varios años-  despertó mi curiosidad dicha entrevista. La experiencia me dice que se tarda algún tiempo en “conocer” en profundidad los entresijos de la política municipal, el funcionamiento de la Corporación, las posibilidades de influir, desde el Ayuntamiento, en determinados aspectos de la ciudad, la capacidad del ejercicio del poder cuando no se tienen los suficientes medios económicos para ello, dónde empiezan y dónde terminan las competencias municipales y su solapamiento con las de otras administraciones…

Es curioso cómo la periodista, autora de la entrevista, comienza la misma con una observación personal: “Todavía no se lo cree…”.  Naturalmente. Pero si hace sólo un mes que el Concejal tomo posesión de sus responsabilidades municipales. Precisamente por ello se debe aplicar una cierta prudencia en las declaraciones que se hacen, esperar y adquirir alguna experiencia.

De sus manifestaciones respecto al proyecto Zamora Duero, el Polígono de Villagodio, el centro de ocio La Aldehuela, el PGOU para una ciudad de 166.000 habitantes habría mucho que discutir. Sin embargo, una de las cuestiones que me ha llamado la atención es su concepción del ámbito universitario y la subordinación, que yo interpreto, de la universidad a la empresa. En una de sus respuestas dice: “Necesitamos empresas que se nutran de universitarios y que la Universidad de Salamanca (USAL) se oriente a lo que busca el mercado…”

Cuando así se manifiesta el Concejal, está hablando de mercado y de rentabilidad. Y está proponiendo lo “rentable” como el objetivo de una empresa o el criterio para evaluar su validez. Está pensando en rentabilidad económica o comercial. Lo “auténticamente rentable” se define por producir un beneficio más o menos inmediato, que en último término puede evaluarse en dinero.

Tengo muchas dudas de que ese criterio económico deba convertirse en un fin último de la sociedad humana. Porque este no es un problema que afecte sólo a los planes de educación y enseñanza del país y sus periferias, sino a una tendencia cada vez más universal a despreciar las “enseñanzas humanísticas” y verlas como un gasto inútil.

Aplicada sin escrúpulos y con estatal contundencia, esa “educación para el crecimiento económico” que renuncia a la cultura no utilitaria, degrada muy pronto la enseñanza pública cuando a todos los niveles educativos prioriza lo “rentable” y va eliminando lo de dudoso rendimiento inmediato, viendo la tradición cultural como un lujo. La renuncia a la “cultura humanista” significa un deterioro, a la larga, no sólo para la democracia (cada vez menos reflexiva y más gregaria y fanática), sino para la formación íntegra de los seres humanos.

La enseñanzas de arte y de las humanidades (en el sentido más amplio del término) ayudan a entender y a valorar no sólo el contexto inmediato, sino que abren horizontes y brindan libertad y crítica frente al opresivo entorno económico y las presiones mediáticas. Es necesario insistir en la importancia que tiene para la vida la “imaginación narrativa” y el “autoexamen socrático” para ser ciudadanos del mundo y en cómo la educación  -desde la escuela hasta la universidad- debería cultivar al máximo nuestra imaginación e inteligencia personal,  sirviéndose de la tradición y del presente.

Acaso la sociedad y la convivencia democrática mejorarían si quienes se ocupan de dictaminar y organizar la educación se preocuparan, sin prejuicios, de lo que es más humano y, a la larga, de verdad rentable.

La subordinación de la Universidad y de la educación en general,  a los mercados, ni en broma…

Cadena SER. Andrés Luis Calvo  (9.VII.2011)

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